martes, abril 19, 2005

Otro Que Adorno.

"El rock es la expresión de pasiones elementales, que en las grandes reuniones de música tienen una relación de carácter cultural, esto es de contracultura, que se opone al culto cristiano"

El rock, añadió, "quiere liberar al hombre de sí mismo en el evento de masas y en el desarreglo mediante el ritmo, el rumor y los efectos luminosos, haciendo precipitar a quienes participan en el poder primitivo del Todo, mediante el éxtasis de la laceración de los propios límites".

El pop, "no es más sostenido por el pueblo en el viejo sentido, sino ordena a un fenómeno de masas, producido por métodos a escala industrial y debe ser definido como culto de la banalidad".

La música que se inspira en el espíritu "parece tener pocas posibilidades" en el mundo del rock, donde "el Yo se transformó en una cárcel, donde el espíritu se convierte en una cadena y la rotura violenta de ambas parece ser la verdadera promesa de liberación, de quien, al menos por algunos instantes, cree haber probado el sabor".


(Joseph Ratzinger, Benedicto XVI [y yo que queria un Urbano, un Gregorio, un Bonifacio])

domingo, abril 10, 2005

Buscando a Lawrence.

La anécdota más interesante que escuché con respecto a Belle And Sebastian cuenta que su líder, Stuart Murdoch, se dedicó durante una temporada (previamente a formar B&S) a buscar a Lawrence Hayward por todo Londres con las intenciones de confesarle su admiración absoluta. La leyenda cuenta que finalmente la búsqueda resulto infructuosa y tuvo que retornar a su Glasgow natal con las manos vacías.

Esta pequeña historia podría ser calificada como una pieza de folklore perteneciente a Belle And Sebastian, unirla a la leyenda de este grupo y abandonarla ahí, etiquetarla como la obsesión de Murdoch por un ídolo de su adolescencia, pero hay una pieza opaca dentro de la anécdota que se resiste a que la descartemos tan rápidamente, hay un elemento que nos llama a investigar mas a fondo, que nos grita que existe una historia subterránea que debe ser develada: ¿Quien es Lawrence Hayward?, o, mas apropiadamente, ¿quien es Lawrence?.

Lawrence es el alma mater y el cerebro detrás de Felt, Denim y Go Kart Mozart. Pertenece a una raza de excéntricos musicales que no llegan a ser famosos pese a si mismos, a un grupo de músicos demasiado idiosincrásicos, demasiado cerebrales, demasiado excéntricos para su propio bien. Si me piden filiaciones diría que es un primo de Robyn Hitchcock sin la imaginería delirante, un heredero de Ray Davies sin ser tan marcadamente ingles en sus temas, un precursor de gente tan diversa como el mismo Stuart Murdoch o Luke Haines.
Lawrence es un personaje extraño por la propia convicción de su estrellato, por la férrea decisión que exhibe en todos sus proyectos musicales. Otras anécdotas comentan que echó al primer baterista de Felt por tener rulos y negarse a cortar el cabello, que edito un disco de Felt en el cual su única colaboración consistió en ponerle nombres a los temas y que cuando Denim participo en el Glastonbury (o algún otro festival ingles, no recuerdo exactamente) se presento reclamando un camerino para el solo diciendo “Pensé que aquí tenían un tratamiento especial para las verdaderas estrellas”. Un personaje de estas características no puede menos que emocionarnos.
Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta: ¿porque Lawrence no es la superestrella que deberia ser?.



Felt tenia todas las cartas para ser la gran salvación blanca del pop que terminaron encarnando los Smiths: letras intelectuales y poéticas, canciones pop perfectas, melodías emotivas y un frontman intelectual, pero algo falló en el medio que llevó a que nunca pasen de ser un secreto susurrado en un pequeño pero fiel grupo de fanáticos. Mas allá de los problemas con las disqueras y la falta de promoción que los plagó desde el inicio, su debilidad procedía del mismo lugar que su fortaleza: de la firme convicción de Lawrence (porque Lawrence ES Felt, a pesar de la importante contribución de gente como Maurice Debank y Martin Duffy) de su inminente fama. La música de Felt es el lugar de la afirmación, de la marca personal sin titubeos; la misma idea detrás del grupo lo demuestra: editar 10 discos y 10 singles en 10 años y luego separarse.
Frente a la música, las letras, la imagen personal de los Smiths y Morrissey, que es el lugar de la ambigüedad, de la indefinición, mezclada con temas de encanto universal (el desamor, la timidez, el rechazo, el sentirse especial y fuera de lugar todo el tiempo y al mismo tiempo) la música y las letras de Felt hablan de una persona con una fuerte personalidad y convicción. El lugar del enunciador en el que se para Morrissey es el lugar del diletante, del indeciso, del despreciado. Es este lugar, acompañado con una imagen publica cuidadosamente construida de ambigüedad sexual y emocional lo que despierta la adhesión y el endiosamiento tan “sentimental”, tan “amoroso” en sus fanáticos. Lawrence es lo opuesto: esta seguro de lo que quiere, esta seguro de su vida y de sus canciones y lo que Morrissey presenta como emocionalidad Lawrence lo reemplaza con intelectualidad.
Lawrence canta cosas como “No voy a creerlo hasta que sea mío/ hasta que sea mío / todo mío/ si, mío” (The World Is As Soft As Lace) o “lees “A Season In Hell” pero no sabes de que se trata” (Sunlight Bathes The Golden Glow) o incluso “y todas esas canciones/ como Crystal Ball/ Dismantled King/ sabes que las amo a todas/ pero oh, todavía tengo ganas de rendirme” (Ballad Of The Band). Morrissey es un amante, un objeto de deseo inasible, un histérico, en definitiva. Lawrence es un obsesivo, un neurótico. Se obsesiona con la fama, con las mujeres, con si mismo.

Y esta obsesión de Lawrence se traslada a su mundo lírico: es un mundo herméticamente cerrado. Son abundantes las referencias a canciones anteriores de la banda en las letras; hay un meta comentario con respecto a su propia carrera que se hace presente en canciones como “Ballad Of The Band” o “Declaration”. Lawrence se cita a si mismo, construye canciones que son comentarios de otras canciones, por momentos pareciera que el único mundo en el que existe es el mundo de Felt, de sus discos y de sus letras al que retorna y refiere constantemente.



Sin embargo, a pesar de todos sus intentos, Felt nunca fue un grupo exitoso. Publicaron sus 10 discos, sus 10 singles y se disolvieron sin mayor estruendo. Recién ahora, con la reedición de todos sus discos remasterizados y con la tarea dedicada de sus “fanaticos famosos” como Stuart Murdoch, están adquiriendo un status de banda de culto, quizás fundamental para la discoteca. Pero Felt siempre va a ser un diamante opaco, un grupo con el que la identificación emocional cuesta, justamente por vivir en su propio mundo, un mundo en el que probablemente eran el grupo mas famoso y Lawrence una estrella mundial.

En este hermetismo voluntario, en esta ambición monotemática, en la persecución obstinada de una meta imposible y su reflejo en el fracaso es donde reside el encanto de Felt. Probablemente a Lawrence le hubiese gustado recibir los elogios de Murdoch, pero en el marco de su historia, es mucho más apropiado que nunca se hayan conocido.

Too Dumb To Cheer.

Ayer, cuando debería haber estado haciendo cosas importantes como estudiar Historia Moderna, me encontré viendo una extraña película adolescente llamada “Triunfos Robados” (Bring It On, Peyton Reed, 2000) con la hermosísima Kirsten Dunst.
Es una película de lo mas rara: bajo todos los estándares debería ser otra comedia adolescente boba, sin ninguna atracción, y de hecho tiene una estructura narrativa muy clásica que incluye interés amoroso, protagonista que triunfa a través del trabajo duro, mejor amiga de la protagonista que cree en ella y la ayuda a triunfar, antagonista y dura prueba que debe ser conquistada.
Otra razón para odiarla es que trata sobre uno de los sectores mas frívolos de la secundaria yanquee: las porristas. Se supone que uno, en su carcasa pseudointelectual, debería despreciar lo que las porristas representan y que, de vivir en Estados Unidos y cursar la secundaria, pertenecería al grupo opuesto y seria despreciado: si uno cursara la secundaria allá y si lo que nos dicen las películas es cierto (y algo de cierto debe haber, porque no pueden existir tantas representaciones congruentes provenientes de lugares tan distintos como Gus Van Sant o American Pie) uno seria un nerd, los jugadores de futbol le pegarían y le robarían el almuerzo y no tendría cita para el baile de promoción. Que nos hayan lavado tanto la cabeza con esta imagen tiende a predisponer contra este tipo de peliculas.

A pesar de todos estos prejuicios la película es sorprendentemente buena, mayormente porque rechaza tratar a sus protagonistas como estereotipos y los trata como personas de verdad. O, mejor dicho, los protagonistas son estereotipados, pero a partir de los rasgos clichés y de la aceptación de estos rasgos, logran construir algo que los excede. Las porristas son mostradas como tontas, pero ellas tienen plena conciencia de su frivolidad, lo cual permite dejar de lado la postura maniquea de cierto cine de mostrarlas como el mal y mostrarlas sencillamente como gente con un interés en una cosa tan ajena a la mayoría de nosotros como es vestirse con polleras y mallas y representar una cosa que no es ni gimnasia ni baile, sino una especie de adaptación fascista y repetitiva de los anteriores. Hay una aceptación de los códigos adolescentes y superficiales de los protagonistas, pero no para burlarse de ellos sino para integrarlos en su personalidad y lograr que uno se encariñe. Es genial observar esta tarea en la construcción de los intereses amorosos de Kirsten Dunst: su novio es un Ken, perfecto, maquillado para parecer que tiene la piel naranja y absolutamente superficial. Mientras tanto, el “nuevo” es un punkie intelectual que desprecia a las porras pero termina sucumbiendo a los encantos de Kirsten mientras usa una remera de The Clash. Solamente en una película como esta tal romance intercultural es posible. Y lo mas hermoso es que suena real, esta contado con tal inocencia que nos vende que tal cosa es posible.

Otra cosa que hace que sea excelente es la creación de otra realidad: es genial observar como prácticamente la única actividad de estas personas es su actividad como cheerleaders. Yo la miraba y a la mitad me preguntaba: ¿esta gente no estudia?, ¿no tiene obligaciones familiares?. Que se tome en serio una actividad tan ridícula como es las porras y la vuelva central sin reírse de ella ya es loable.
Finalmente la película es interesante porque, a pesar de que tiene un final “feliz”, no es perfecto: el squad de Kirsten no sale primero, sale segundo, ganan “las malas” con las cuales ya nos hemos encariñado porque en ningún momento se las presento como la antitesis de el grupo de Kirsten, sino como sus rivales en su propio derecho.
Es interesante observar como de vez en cuando en la maquinaria de producción en serie que es Hollywood se filtra algo que, sin ser revolucionaria, rompe medianamente con el molde y nos sorprende. Véanla si pueden, la están repitiendo bastante en I Sat y vale la pena.