lunes, octubre 11, 2004

Mis discos de invierno

Robándole una idea a Benito, que a su vez le roba a MVC (lo cual supongo me da 100 años de perdón), aquí están los discos que me acompañaron durante los meses invernales, que siempre son cortos y ajenos.


Boards of Canada – “Music Has The Right To Children”: Esta es una de esas bandas muy reverenciada por cierto sector de la critica con un aroma “indie”. Poco afecto como soy a la electrónica, le venia rehuyendo a escucharlos, mas por una cuestión de prejuicios y tozudez que por tener verdaderas razones en su contra. En el ultimo raid de discos de la casa de B., gran amigo, me lo traje y resulta que me voló la peluca. Es una electrónica muy rara, yo diría que casi psicodélica. Cuando se los escucha, imágenes de bosques oscuros, de niños perdidos, de hongos alucinógenos es lo primero que viene a la mente. Tienen una capacidad para construir climas con sonidos que, por alguna razón, me suenan a algo “orgánico”, algo “vivo”. Muy alejado de la discapacidad emocional, aunque algunas primeras escuchas nos engañen con lo contrario.


Les Savy Fav – “Inches”: al principio me sonó a “bleh, otra bandita indie mas, escucha esas baterías nerviosas, ese cantante excitado, esas guitarras entrecortadas, que los diferencia de...no se...unos Franz Ferdinand”. Pero luego, a base de repeticiones en la playlist el disco comenzó a gustarme cada vez mas. Si, tienen una fuerte impronta “punk – funk” (o lo que te venden como punk funk estos días) pero va mucho mas allá. En ningún momento se vislumbra una postura irónica, un distanciamiento respecto de lo que tocan. Es mas, en canciones como “Our Coastal Hymn”, pareciera que se están dejando la vida en ellas, que su ultima voluntad es tocar LA “canción punk epica” (aunque esto suena a oximoron).


Guided By Voices – “Half Smiles Of The Decomposed”: G.B.V. es una de mis debilidades, desde el primer momento en que los escuche. Siempre me parecieron una banda de chapuceros, una orquesta enclenque, que toca porque si, porque la pasan bien, para ver cuantas cervezas se toman en la próxima gira. Y, de pronto, se separan. Pero antes, el ultimo disco. Es un tema jodido esto de los finales anunciados, uno se tiene muchas expectativas, esperando que el ultimo disco sea la obra maestra que cierre con genialidad una carrera. Pero Pollard nunca nos lo puso fácil y este disco de G.B.V. es solo uno mas, que se inserta con total naturalidad en el continuum de la banda. Sin embargo la primera canción (“Everybody Thinks I’m A Raincloud (When I’m Not Looking) ) y la ultima (“Huffman Prairie Flying Field”) son imbatibles y justifican el resto del disco. Y quizás, como leí por ahí, este no sea la ultima parada, sino solo el lugar donde Pollard toma el próximo bondi.


Brian Eno – “Before And After Science”: En realidad no tengo demasiado que decir sobre este disco. En el ultimo tiempo he llegado a considerar que los cuatro primeros discos solistas de Eno forman una obra indivisible, que no se puede analizar por separado. En este disco ya se estaba alejando del glam (miren esa portada super sobria, compárenla con la tapa de “Here Comes...”) y comenzaba a rumbear para los lados ambient (aunque todos sus discos tienen temas de ese estilo), lo que es mas importante, había refinado su composición muchísimo, lo cual nos permite disfrutar de maravillas como “Here He Comes” o “By This River” (pero bueno, en discos anteriores teníamos “On Some Faraway Beach” o “Mother Whale Eyeless”).
Entonces, es al pedo, releo lo que escribí y la conclusión salta a la vista: no se puede hablar de estos discos por separado.


Los Chicles – “Disco Doble Demos” (a.k.a. Inédito): lo voy a afirmar cada vez que escriba algo sobre ellos: los Chicles fueron la mejor banda que salió de este pueblucho. Esto que comento ahora es una compilación de los demos (en realidad son canciones casi terminadas) de lo que iba a formar su cuarto disco, un disco doble, por añadidura. Lo primero que se nota es la falta de los grandes hits que se encontraban en abundancia en su tercer album, pero lo que se escucha compensa en abundancia. Desde remedos ochentosos (“Depresión Anal”) hasta canciones cuasi ambientales con solo un pianito (“Una película francesa”) y un par de hits chiclosos que se pegan como goma (“Callejear”, “Pibes Tristes”), la diversidad estilística que se encuentra en este disco es asombrosa, testimonio de que si lo hubiesen completado, habria sido su obra maestra.


Pavement – “Wowee Zowee”: ya hable de ellos hace poco, así que esto tendrá que ser corto. Un disco largo y muy diverso, que confirma mi (hasta ahora desconocido) gusto por las obras largas y laberínticas, que requieren un poquito mas de atención, atención muchas veces perdida en estos días de “too much information” (ahhh, las palabras de Simon LeBon siempre son correctas). Además, me permitió descubrir esa gema de 3 minutos 28 llamada “Father To A Sister Of Thought”.


Julian Cope – “Jehovakill”: el druida...por alguna razón me imaginaba detrás de toda su colorida personalidad y parafernalia a canciones aburridas, chatas, con tintes de songwriter maduro. De hecho no fui yo quien puso a bajar este disco, sino mi padre. Cuando finalmente lo escuche, me di cuenta de cuan equivocado estaba. Hay de todo un poco aquí: krautrock, melodías que parecen producidas en un bosque lleno de hongos, canciones que parecen nacidas en los polvorientos desiertos de California y mucho mas. Todo eso envuelto en un paquete que quiere hacerse pasar por disco conceptual pero no afecta en nada a la escucha. Es curioso que un songwriter tan carismático, capaz de crear una adicción tan profunda en sus devotos sea de tan fácil acceso. Un disco bajado al azar y ya estas “hooked”. Bueno, quizás ese sea su secreto.


The Divine Comedy – “Promenade”: y hablando de songwriters carismáticos, el invierno fue el tiempo en que me toco interiorizarme de verdad con la obra de Neil Hannon. Comenzando de adelante para atrás, escuchando primero “Absent Friends” y luego sumergiéndome en la obra de este artista extraordinario. Lo que comentábamos el otro día con un amigo, es que lo que lo vuelve especial a Hannon es su habilidad para transmitir no solo una canción, sino todo un mundo de referencias literarias, musicales, artísticas. Hay muy pocos compositores tan idiosincrásicos en el mundo del pop (o por lo menos que quieran parecerlo). Hannon es casi un habitante de finales del siglo XIX – principios del 20, con una fascinación por la época victoriana y unos comportamientos de bon vivant admirables. En realidad, toda su obra (menos los flojos “Fin de Siecle” y “Regeneration, uno por barroco y el otro por despojado) es muy recomendable, pero elijo este porque es el que mas debo haber escuchado y porque contiene canciones tan fabulosas como “The Booklovers” o “A Drinking Song”.


Pil – “Second Edition”: uno de esos discos desenterrados que de pronto se vuelven indispensables. Lo que me encanta de este disco es su cualidad hipnótica, sus tonos deliberadamente apagados, su repetición. “Drone” seria la palabra que mejor lo describiría. Todo con Rotten adelante cantando de una manera que lo mismo seria que te este diciendo que te vayas a la mierda. Un disco maravilloso por su falta de respeto, por su apatía y su agresión contenida. Bah, por lo menos así lo veo yo.


Gary Numan – “Replicas”: gracias a que a mis padres se les dio por arreglar el pasacassetes del auto, recobre muchos cassetes viejos que andaban tirados por ahí. En uno de esos días antes de salir, me pongo a buscar algo para escuchar y encuentro esto, digo “bueno, vamos” y lo pongo en el equipo. No se si Numan lo sabrá, pero es el hijo ilegitimo de Bowie y Eno. Un hijo ilegitimo que escuchaba “The Man Machine” todos los días desde su cuna. Es un disco que entra dentro de un continuum musical “mecanizado-glam-rock” que ando siguiendo últimamente. Nada, uno de esos discos para todo momento, desde el baile hasta el sueño.