lunes, octubre 30, 2006

Fuck This Band: o porque, todos ustedes, infelices, deberían escuchar Mclusky.

(Esto debería haber salido en otro lado y, además, ya estuvo colgado aquí brevemente. Pero el otro lado donde debería haber sido publicado no da señales de vida y yo no quiero dejar mi blog moribundo hasta que vuelva de Bs. As. Asi que...)

1) El cuarto desde donde escribo esto es un pequeño estudio / escritorio adosado a mi casa desde hace casi 10 años. Es la única habitación de la “parte de arriba”. Se sube mediante una escalera caracol que se encuentra al lado de la puerta de entrada del garage, puerta que utilizamos siempre.
Por la conformación de la casa, este cuarto termino siendo el más caluroso durante el verano y el más frío durante el invierno. Ninguna ventaja. Y aquí pasó gran parte de mi tiempo. En invierno y verano.
Cuando escribo aquí en verano, siento las gotas de sudor recorriéndome por la espalda, el calor que hace que la remera se me moje y se me pegue al pecho. Los mosquitos que me pican en las piernas. El ventilador que tira aire aun mas caliente que el que ya me rodea.
Así fue mi último verano, y la banda sonora, lo que mas escuche durante todo ese tiempo fue Mclusky. Excelentes condiciones para escuchar Mclusky, ya que es uno de esos grupos que da la sensación de estar tocando desde una habitación cerrada, sin aire acondicionado y con una ventilación terrible. Pareciera que quieren tirar las paredes de la sala de ensayo a puro ruido y molestia. Pareciera que son 3 orangutanes enfermos destruyendo un estudio de grabación.
Y esa fue mi banda de sonido de todo febrero. De días en los que tenia que estudiar frente a esta computadora, con el calor que no me dejaba respirar y de noches donde bebía mas de lo necesario.



2) Mclusky ya no existe. C’est fini. Se acabo. Hace como un año salió un escueto comunicado en su página web diciendo que habían decidido terminar todo por “motivos personales” y que todos los miembros ya estaban abocados a otros proyectos. Yo los conocí 6 meses después de esto, aproximadamente, y de nuevo la tristeza de escribir sobre algo que no existe mas, de intentar darle forma a algo que ya se acabo, de delinearlo con palabras cuando no pudiste vivirlo.
Mclusky era una de esas bandas que jamás podríamos haber visto en vivo, al menos no en Argentina. Es uno de esos grupos que eran demasiado frescos, que significaban algo. Que estaban vivos, en definitiva. Y ahora que están muertos no puedo evitar sentir el shock eléctrico cada vez que pongo “Mclusky Do Dallas”. Ver un show de ellos debía ser una de esas experiencias que no se olvidan mas, como un resabio prehistórico, como una escena de “La tierra que el tiempo olvidó”. Lucha de titanes que destruyen pequeñas aldeas de habitantes antediluvianos con sus garras y que desde arriba parecen Dios mismo.
De como 3 muchachos flacuchos y con pinta de trabajadores del carbón de Gales pudieron llegar a explotar de ese modo, como lograron ese ataque sónico, no lo se, no puedo comenzar a explicarlo. Al principio se les notaban las ganas de ser como Albini. Durante toda su carrera, en realidad. Y durante mucho tiempo se les reprocho eso, mucha gente no se acerca a Mclusky por miedo a que sean “otra copia de Big Black”. Y un poco de eso existe. Se nota que en Gales no hay demasiado que hacer, que las ovejas pululan por los invernales campos, cubiertos de nieve que no se termina de fundir nunca. Y que cuando se funde se transforma en barro. Y frente a eso, los jóvenes galeses tienen 3 opciones: o trabajan bajo tierra, con el calor agobiante; o juegan al rugby; o se obsesionan con bandas ignotas. Con Kevin Ayers por ejemplo. O con Big Black.
Hay que agradecer que el hastío de las pequeñas ciudades, de las pequeñas provincias produzca este tipo de residuos que buscan exteriorizar el desasosiego que producen los días grises eternamente iguales. Si, como alguna vez dijeron de Joy Division, su música era la expresión de la tristeza de vivir en un lugar industrial y horrible como Manchester, los de Mclusky pareciera que cambiaron la tristeza por la furia. Otra manera de escapar del vacío existencial que produce vivir en una ciudad cuyo centro puede ser recorrido a pie en quince minutos.



3) Mclusky empezó siendo eso: Cabeza. Minimalista. Pero con el paso del tiempo fueron adoptando una serie de matices que los volvieron algo muy distinto de otra banda neandertal golpeando sus parches como si no hubiese mañana.
Su primer disco se llama “My Pain And Sadness Is More Sad And Painful Than Yours” y desde el mismo titulo nos da la pista de que va la cosa: un disco de nenes caprichosos, dispuestos a afirmar que lo suyo es lo mas terrible del mundo...”mi dolor y tristeza son peores”, “no, los míos son peores”, “los míos por infinito!!!”... una competencia ridícula entre dos amigos de 10 años. Y un poco a eso suena: un disco corto, en el que pelan poco, pero que sirve como un delicioso aperitivo para lo que vendría después. Mclusky se revela en este disco como ese compañero molesto de secundaria que te hacia “guri guri tres piñas” a cada oportunidad y te tiraba bolitas de papel por la espalda. Mojadas con saliva.
Su segundo disco se llama “Mclusky Do Dallas”. Aquí ya no son nenes de 10 años, son adolescentes estúpidos de 16. Al escuchar el disco es inevitable que a uno le venga la imagen a la cabeza de un montón de vaqueros borrachos, transportados en el tiempo de una cantina de principios del siglo XIX a la Dallas actual, sin entender nada de las luces, los autos y la gente, atacando todo lo que se les cruza porque piensan que son visiones del demonio, matando gente, destrozando semáforos, pateando tachos de basura, escupiendo transeúntes, meando vidrieras de ropa de mujer, mutilando policías, violando monjas, pateando perritos, etc et ad infinitum.
El otro día hablaba con un amigo, que me decía “el rock tiene que ser estúpido, la estupidez en el rock es una de las cosas que lo redime”. Y bueno, Mclusky logra la hazaña de ser estúpidamente inteligente. Este disco, donde los produce –gloria y loor!- Steve Albini asemeja a un gran “FUCK YOU” (o “FRAG YA!”) en contra de todo los que les molesta, aunque sea ligeramente. Pero por debajo de su estúpido ataque de guitarras, bajo y batería, sin sutilezas, uno tiene la impresión de que los Mclusky también son tipos cultos, leídos, que han compartido aulas con los miembros de Gorky’s Zygotic Mynci, solo que la cerveza y la destrucción los divierte mas que los libros (que están destruidos) y las películas que tienen en sus departamentos. Y te invitan a compartir su alegre estupidez adolescente. Cualquiera que me diga que no tiene ganas de poguear como un imbécil con “No New Wave No Fun” tendría que chequear su corazón y su presión sanguínea, porque probablemente este muerto.
Pero debajo de esa estupidez hay una arrogancia maravillosa, un sentimiento de: “si, parecemos trogloditas, pero SABEMOS (no lo creemos, no lo intuimos, SABEMOS) que somos mejores que ustedes, idiotas, que nunca van a poder armar una banda ni con la mitad de las pelotas y el sentimiento que esta”. O, para decirlo en sus propias palabras: “Mi banda es mejor que tu banda / tenemos mas canciones que una convención de canciones/ cantalo!/ mi amor es mas grande que tu amor/ cantalo! / mi amor es mas grande que tu amor/ cantalo! / y todos nos estamos yendo al infierno”.
Y así llegan al 2004, con su tercer disco, que da la impresión de ser un disco de post-adolescencia, un disco de tarados de 20 años que se la pasan fumando porro y jugando al playstation. Se podría decir que es un disco maduro (naaaaah, veo eso y tengo que borrarlo, gracias a dios Mclusky nunca maduraron, una gran lección para las bandas que siguen sacando discos a los 60 años: “live fast, live stupid, leave a scarred corpse”). Otra vez producido por Steve Albini.
Su nombre es: “The Difference Between You And Me Is That I’m Not On Fire”. Otro gran titulo. Y paradójico...además. Porque parecería que los que están en fuego son los Mclusky. O sea, imagínense esto: 3 tipos en un estudio tocando hasta que de pronto la guitarra hace cortocircuito, saltan chispas, se le prende fuego al aislante del estudio, y los tipos siguen tocando, no importa nada, de hecho, contribuyen a la destrucción: adiós guitarras, patean las paredes, se arrojan estuco ardiente, levantan el tacho de la bata y lo lanzan contra las luces, destrozan el estudio, con ellos adentro, y lo único que queda son cenizas. Pero en el medio, en algún lugar, quedo una cinta con un disco increíble.
Quizás el mas equilibrado de sus 3 álbumes, “The Difference...” tiene desde canciones hermosas (indie!) como “She Will Only Bring You Happiness” hasta canciones claustrofóbicas, asfixiantes, como “You Should Be Ashamed Seamus”, 4 minutos cuarenta segundos que demuestran la veracidad de aquella máxima Lydoniana: “Anger is an Energy”. O la fabulosa, increíble, “Forget About Him, I’m Mint”, que tiene una de las mejores letras absurdistas de la historia de la música rock estúpida: “Everywhere I go I wanna travel by X-Wing”.



4) Y ahora es otoño, las hojas ya caen de los árboles, este cuarto donde termino este artículo es mucho mas frío que los ardientes días de verano donde lo comencé. Pero sigo escuchando Mclusky de forma obsesiva. A pesar de que ellos ya no existan, de que el mundo, de golpe, se haya vuelto un lugar un poco mas oscuro por su desaparición, un lugar donde la música sin sangre y sin espíritu triunfa mientras que piñas en la cara llenas de alegría, arrogancia, irresponsabilidad y CORAZÓN, sobre todas las cosas, como estos 3 discos pasan (casi) desapercibidos.
Y lo peor de todo el asunto?. Nunca poder verlos en vivo. La música de Mclusky esta diseñada para eso, para saltar en un lugar apestoso, lleno de gente y tirarse desde el escenario para que te alcen y te dejen caer, para bailar sobre un piso lleno de sudor y cantar las canciones sin aliento. No es una música para compartir con tus amigos una noche tranquila, tomándose unos whiskies. Es el anti domingo, el anti otoño.
Por eso mismo, esta noche, voy a poguear, solo, en mi living, golpeándome con las sillas y las mesas, las paredes y los sillones, los escritorios y las puertas. Destruyendo mi cuerpo en un frenesí de alegría y adrenalina.
Como homenaje. Ellos lo hubieran querido así.

martes, octubre 24, 2006

pop


patricio garcía en la puerta de la casa de paul mccartney, londres, principios del 2006.

(tocó el timbre y nadie lo atendió).

lunes, octubre 23, 2006

Scandinavia Rules The Waves!

Como estoy mencionando repetidamente, estoy escuchando mucha música escandinava. Esto es: música proveniente de Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia. Todavía me sorprende el inmenso caudal de producción que tienen estos países y su superlativa calidad. Es casi seguro que ante la pregunta que nos hacemos frente a alguna banda nueva y buena sobre “de donde son?” la respuesta en el 90% de los casos será “Suecia”, o “Noruega”, o “Dinamarca”.
Por otro lado, antes de ayer fue el cumpleaños de mi hermana, evento alegre y feliz para el cual decidí hacerle un compilado (entre otras cosas) y, sumando 1 + 1, armado con grupos provenientes de esas latitudes.
Dio la casualidad de que estoy muy orgulloso del compilado, creo que me salió particularmente bien (lo cual, por otra parte, no es merito mío sino de hermosas canciones que hace esta gente). Y ustedes me caen bien, también, me parecen buena gente.
Por eso voy a colgarlo acá para que se lo bajen y les haga de banda de sonido de esta primavera – verano que parece se viene terrible. Hay pop, hay indie, hay un poco de psicodélica, hay un poco de punk, hay de todo.
Haga patria, incorpore un escandinavo a su vida.

Scandinavia Rules The Waves!















01. Ovningskora (Slagsmalsklubben)
02. Adore (Lo-Fi-Fnk)
03. Lovetrain (Le Sport)
04. Me Plus One (Annie)
05. Tonight Is Forever (Acid House Kings)
06. Pet Grief (The Radio Dept.)
07. Neverland (The Knife)
08. Crash And Burn Girl (Robyn)
09. Fake Your Beauty (Bertine Zetlitz)
10. 25 Years And Runnin’ (The Tought Alliance)
11. All This Love (The Similou)
12. Darling (The Legends)
13. Stadsvandringar (Dungen)
14. I Remember (Figurines)
15. Beat City (The Raveonettes)
16. Refused Are Fuckin’ Dead (Refused)
17. Used Goods (Love Is All)
18. Kate (Sambassadeur)
19. Tomorrow (The Cardigans)
20. Vottikaalina (Hedningarna)
21. Happy Birthday, Dear Friend Lisa (Jens Lekman)
22. On The Tower (Sondre Lerche)
23. Heartbeats (José González)

Mis Discos de Invierno

El otro día hablaba con un amigo que me decía: “Hijo de puta, acá no hay otoño o primavera. Acá hay verano y unas cuantas semanas de frío en medio del año”. Y creo que nunca mas sentí esa determinación climatológica como este último invierno. Lo cual dio para una selección musical de lo más bizarra, que no se condice con lo que uno esperaría de “música de invierno”. Y si mis discos de otoño fueron de alguna manera coincidentes con el mood de la estación, los de invierno parecerían estar peleándole, puteandose con el frío, gritándole improperios para intentar mantenerlo afuera.
Hay varios discos de este año, es cierto. A pesar de ciertos diagnósticos agoreros, no considero que el 2006 haya sido un mal año en cuanto a lanzamientos, más bien todo lo contrario. Quizás falta “EL” disco que nos vuelva locos durante todo el año, pero hay dosis alegremente distribuidas entre varios cavernícolas con tambores (y eso que aún no escuche ni el disco nuevo de Comets On Fire ni el de The Hold Steady).
Bueno, sin más preámbulos, los discos que me llevaría a mi Fortaleza de la Soledad durante los fríos meses invernales.


Slagsmalsklubben – Sagan Om Konungens Arsinkomst (2004): cuando hace un par de meses yo, desprevenido, me senté a escuchar “Cohi Mucho, Estoy Cansado”, el mejor programa de la radiofonía internética argentina, no sabia que una maligna obsesión iba a asaltar mis sinapsis causando que me sea casi imposible durante los meses siguientes escuchar otra cosa que no sean estos locos, locos, suecos. Uno nunca sabe donde esta el amor hasta que le salta a la yugular. Yo se que sueno como una maquina repetidora o un robot defectuoso, con mi continua arenga y adoración por este grupo, pero es que rara vez aparece una banda con la que uno se sienta tan adorablemente identificado y que represente, en nuestras mentes afiebradas, todo lo que es bueno en el mundo. (¿Que a que suenan?, a seis enfermitos haciendo música de video juegos de 8 bit. Bájense el disco acá y compruébenlo por si mismos)


Violent Femmes – Hallowed Ground (1985): como buen neurótico, el día que el primer disco de Violent Femmes entró en mi vida algo hizo click y me encontré con un tipo que de alguna manera había sufrido la misma “teenage angst” que yo pero al cual lo había dejado un poco mas jodido. En esas canciones se encuentra lo mismo que se halla en algunas cosas de Beck (“When you wanna be with me, then we will see, Who's fuckin' with my head!”), en las letras de Darren Hayman, en las canciones pasivo agresivas de Lou Barlow, en las observaciones relacionales de Jarvis Cocker. Y cuando quese me dijo “viejo, yo creo que el segundo disco es hasta mejor” no pude hacer mas que bajármelo. Como si la obsesión de Gordon Gano con el género femenino (y su rechazo) no fuese suficiente, en este disco la emprende con la religión (católica) y el efecto que tuvo en su crianza. Esta lleno de, bueno, imaginería religiosa, jesuses, cruces, territorio sagrado y mucha neurosis. Es aun más country que el primer disco y tiene esa canción perfecta que es “Jesus Walking On The Water”, de obligada escucha en una (hipotética) fiesta country del fin de los tiempos.


They Might Be Giants – No! (2004): de este ya hable en algún posteo anterior, pero hay que volver a mencionarlo, como mas no sea para decir que creo fue el único disco de este período del cual me termine aprendiendo casi todas las letras y reconociendo todas las canciones. No se si habla mal o bien de mi el hecho de que las únicas canciones que pueda recordar sean para niños, pero me parece consecuente con mis obsesiones estéticas y con mi costado infantil que se niega a morir. Por otro lado, lo que TMBG hacen en este disco no tienen nada que ver con el concepto de canción infantil vulgar y simplista. Una canción como “The House At The Top Of The Tree” con su letra circular, repetitiva y enlazada como una banda mobius es algo que se entronca más con el absurdismo perverso de Lewis Carroll que con Panam o Piñon Fijo. Lo cual demuestra que hay cosas para las cuales no esta bueno envejecer y que discos como este deberían venir con ese sticker que decía “adecuado para niños entre 2 y 99 años”.


Tv On The Radio – Return To Cookie Mountain (2006): cuando hace unos años salio el “Desperate Youth, Bloodthirsty Babes” y todos se andaban mojando por el, mi reacción fue mas bien de una estudiada indiferencia y un cierto aburrimiento al escucharlo. Más allá de “King Eternal”, canción enorme y fabulosa, no había nada ahí que me llamase mucho la atención. En otras palabras, digamos que este no era uno de los discos que estaba esperando este año y que mi respuesta inicial fue algo así como “dejen de inflar a esos negros!”. Todo eso se mantuvo hasta un día particularmente depresivo en el que me desplacé hacia la casa de mi amigo Juan Cruz y mientras charlábamos y quemábamos pone algo muy hermoso que sonaba como si Marvin Gaye hubiese estado en una banda en Manchester en 1979. “Y eso?” “El disco nuevo de TV On The Radio”. La puta, no tuve otra que bajármelo. Después me enteraría que esa canción (“Province”) tiene coros de Bowie, teclados de Eno y es un hit. Después me volvería loco escuchando “Wolf Like Me” demasiadas veces para tener memoria. Después me entusiasmaría pensando que por una puta vez voy a ver a una banda en su mejor momento. La puta que los parió a estos negros que sacan discos terribles y hacen que los prejuicios que se desplomen muy fácilmente.


Ratatat – Classics (2006): Ratatat es un dúo que, de entrada, tienen un difícil trabajo de convencimiento. ¿Cómo venderle al oyente algo que es, básicamente, indietronica con grandes colchones de teclados con guitarras con cierto aire metalero encima? Más allá de eso ¿Cómo verga haces para hacer funcionar una combinación así? En los papeles suena como una catástrofe y el primer disco de estos muchachos se quedaba un poco a medio camino, medio contenido, sin soltarse del todo y aprovechar los excesos del extrañísimo subgénero que han creado. En este disco, ya desde la tapa con un tigre rugiendo, parecen haberle encontrado la vuelta. Creo que es el primer disco que me conmueve y me da ganas de hacer air guitar al mismo tiempo. Todas sus guitarras son muy machonas y estridentes a primera vista pero solo están ahí para hacer todo más emotivo e intenso, para ocultar una cierta melancolía (no tristeza) que subyace todo el disco. Lo cual hace que sea un disco precioso y rockero al mismo tiempo, excelente para escuchar antes y al retorno de una salida, bebiendo whisky y durmiendo abrazado.


The Bats – Daddy’s Highway (1987): el mundo de la música esta lleno de “unsung heroes”, de desconocidos o casi conocidos o perdedores perpetuos que nunca la pegaron pero que deberían, en un mundo perfecto, en un lugar mejor, haber sido la banda sonora de todos los adolescentes del mundo. Con un amigo el otro día hablábamos de cómo nosotros creíamos en el poder de la canción pop, pero en un poder medio extraño, que funciona por osmosis y convencimiento, no por coacción, en la idea utópica de que unas cuantas notas ordenadas de manera sublime se te pegan en la cabeza y por su propia belleza te obligan a que caigas rendido y reconozcas que si, que ganaron, que tienen razón. Bueno, los Bats es una de esas bandas que funciona con la lógica de la canción pop. Encima eran oriundos de Nueva Zelanda, lugar ya de por si extraño. Y hoy por hoy, en un mundo demasiado preocupado por el gimmick, la reproducción vaciada de contenido de formas musicales pretéritas o el golpe de efecto, esto es mucho más importante de lo que parece a simple vista. Por eso solo nos resta escucharlos e intentar aprendernos su evangelio, comunicarlo y esperar que al final, gracias a algún balance cósmico, triunfen los buenos.


Tapes N Tapes – The Loon (2006): quizás Tapes N’ Tapes sean sencillamente los Clap Your Hands Say Yeah! de este año y no representen nada demasiado novedoso (lo cual demuestra hasta que punto soy una persona complicada y jodida y como me contradigo no diariamente, sino cada minuto que pasa) pero hay algo divertido en esta banda. No se, es difícil de justificar el porque me la pase escuchándola durante el invierno. Seguramente porque tienen mucha energía, son frenéticos, como una suerte de mezcla entre los Feelies y Pavement y representan la comodidad del lugar adonde uno va para encontrarse con viejos amigos (o viejos sonidos), porque dan el confort de escuchar una banda que todavía tiene cierta fe en ese indie nervioso y guitarrero antes que en el aburrido y angustioso. No lo se. Pero “Insistor” me da ganas de bailar y no pienso dejar de ponerlo en mi winamp.


Los Planetas – Una Semana En El Motor De Un Autobús (1998): hablar del invierno sin mencionar a Los Planetas es una hipocresía, como mis charts de Last Fm y algún post anterior atestiguan. Este quizás sea el disco que mas escuche, aunque todos pasaron por mis oídos en mayor o menor medida. Su ubicación en este lugar es medio simbólica y medio real. De cualquier modo aquí esta “Cumpleaños Total”, simplísima, cabeza, directa y fiestera, si tengo algo por lo cual recomendarlo. Espero que mi cumpleaños sea así (perdón por la pobreza del comentario, lean el post que hice hace unos meses para ver que pienso realmente de esta banda magnifica).


Cody ChestnuTT – The Headphone Masterpiece (2002): he vuelto un objetivo de primer orden de este año el interiorizarme aunque sea un poco mas con la música negra. Es, creo, el gran hueco en mi formación musical y me da mucha lastima, porque, como dije en otra ocasión, hay un plus de groove que la música negra tiene que no existe en la blanca y privarse de esa sensación tan agradable es un crimen, al menos. Bueno, me habían roto las pelotas con Cody ChestnuTT durante mucho tiempo y finalmente me decidí a bajármelo. Lo que el tipo hizo en este disco es tremendo: grabó un disco doble de soul, funk, etc solo con un micrófono de computadora, en su casa. Esta bien, se lo produjeron los Roots, esta bien, esta grabado con un micrófono copado. Todo lo que quieran, no suena a Ariel’s Pink, pero tienen que pensar en que consiste el ejercicio que el bueno de Cody realizó aquí: invertir todo lo que se supone que es el soul (grandilocuencia, grandes producciones, corazón y emotividad) y traspasarlo a un envase pequeño, destartalado, harapiento. Y encima, apoyado solo en su voz y en algunas producciones precarias, logra que todo suene terriblemente bien, emocionante, que en vez de sonar como un soul de mentiritas suene como Stevie Wonder con 200 backing singers, una orquesta y un elefante que hace equilibrios sobre una pelota.


Husker Dü – Warehouse: Songs And Stories (1987): siempre me había preguntando porque Husker Dü poseía ese aire místico a su alrededor, porque era nombrada con casi la misma reverencia que cosas como Guided By Voices y la Velvet, porque los tipos de una generación anterior a la mía, criados en cierta tradición norteamericana, pensaban que era la mejor banda de los 80 o por ahí. Este trimestre se dieron dos coincidencias fortuitas: la lectura de “Our Band Could Be Your Life”, libro FUNDAMENTAL si se quiere entender el underground norteamericano de los 80 y la escucha de este disco. A pesar de poseer el “Zen Arcade”, sus profundidades se habían revelado demasiado intrincadas para mi precario equipo de buzo del hardcore. Este disco era justo lo que andaba necesitando. Apenas sonó “These Important Years” lo entendí TODO. Intentar traducir lo que es la mística y porque Husker Dü podría ser “the only band that matters” (o lo fue en algún momento) es difícil de hacer en palabras, que son cortas, estúpidas y falibles. Lo único que se puede hacer en estos casos es insertar el círculo de plástico en un equipo, apretar play y dejarse arrastrar por la marejada. Y esperar que un poco de la magia se le pegue a uno en la remera.


Le Sport – Euro Deluxe Dance Party (2006): Suecia, Escandinavia, Suecia. Todo gira alrededor de eso últimamente. Justamente en este lugar inmundo donde no hay invierno (o lo hay muy poco) yo ansió vivir en un lugar con invierno perpetuo, donde la gente anda con camperas todo el día (que hermosa la ropa de invierno, que hermosas las camperas y los buzos, las estúpidas remeras no se comparan con tan nobles aditamentos) y se juntan en casas a beber mucho durante las nevadas interminables. Y como si no tuviese TODO eso a su favor, esos países maravillosos producen de la mejor música que voy descubriendo en el año. Desde Sambassadeur hasta Lo-Fi-Fnk, pasando por Bertine Zetlitz y Figurines. Y para que mencionar a Acid House Kings una banda con la que tengo un idilio que tiene mucho que ver con las personas que me insistieron que la escuche. Dentro de esa constelación de la felicidad (tm) la banda que se destaco más durante los meses centrales del año fue Le Sport. No creo poseer ningún tipo de capacidad especial para hablar de ellos y agregar algo que no se haya dicho antes, así que ni lo voy a intentar: Le Sport era un dúo (porque ya se separaron, los muy hijos de puta) que hacia canciones synth pop en la línea de los Pet Shop Boys o Erasure, con letras que flirtean con lo homosexual y líneas rítmicas similares a las de New Order. Y al que no le guste el synth pop a lo Pet Shop Boys, estoy convencido que es un desalmado con aceite de motor en las venas. Que mierda Estados Unidos, que mierda Gran Bretaña, vámonos a Suecia o Dinamarca, donde todavía hay estados de bienestar, el vodka es de buena calidad y las chicas son nórdicas y bonitas.

viernes, octubre 06, 2006

La Guerra Interminable

Hace unos cuantos posts se generó una discusión en Fuck You Tiger alrededor de lo que Benito denominó “pop toyotizado”. Toda la cuestión se inició alrededor de la impugnación del brit pop que devino en un mucho más amplio cuestionamiento del estado de la música popular hoy en día, frente al cual el brit pop quedaba como un género excelso. El argumento era algo así: hoy por hoy las grandes multinacionales no están dispuestas a tomar riesgos con los artistas que contratan y el sistema de promoción de los mismos se ha transformado en un sistema de producción de propuestas musicales, donde se elimina de la ecuación la posibilidad de perder y te venden todo el proceso de creación de una estrella (véase American Idol, véase Operación Triunfo) con un nivel de perfección tal que no hay ni espacio para la experimentación. Esto genera que la música popular contemporánea sea infinitamente más pobre que en décadas anteriores.

Si bien hay un punto en el que coincido con este argumento, que es básicamente en que las grandes discográficas no están dispuestas a tomar ningún riesgo en la contratación de artistas, me parece que esta retracción tiene que ver con el altísimo grado de fragmentación que se experimenta en la cultura hoy en día y, por extensión, en la música pop (en el sentido mas amplio del término). Fragmentación que para mí se puede retraer al paradójico éxito de Nirvana, que significó la cooptación del underground norteamericano de los 80 y, al mismo tiempo, el fracaso tanto del proyecto de masividad de este underground, de la articulación por parte de este de un discurso capaz de englobar el crecimiento de sus interlocutores y darle un sentido. Lo que condujo al crecimiento del cinismo, la desconfianza y el encierro en nichos del indie y a la regresión de las majors en cuanto a sus apuestas.

Pero me parece arbitrario englobar a todo el pop contemporáneo (en el sentido estricto, música popular, que llega a los charts o que al menos se produce con esa intención) en esa definición de “pop toyotizado”. Yo creo firmemente que programas como “American Idol” u “Operación Triunfo” funcionan con otra dinámica y otro objetivo, en el cual el elemento musical es absolutamente secundario y podría ni existir. Si no centramos nuestra atención en esos fenómenos superficiales, podemos encontrar que hay muchísima excelente música pop, hecha con el propósito de vender y que inclusive muchas veces ni llega a los niveles de popularidad que se propone por su propia idiosincrasia extraña (vean sino el caso de Annie, indie darling pero sin el impacto masivo que se creía iba a tener. O, aun mas porque sus objetivos se encuentran mas definidos por el mercado, Rachel Stevens).
Para ejemplificar esto, escuchen esta canción muy, muy nueva (y muy, muy buena) de Siobhan Donaghy donde parece canalizar el espíritu de Liz Fraser:

Siobhan Donaghy – Ghosts

Y Siobhan estaba en Sugababes, una de los miles de girl groups que surgieron en Inglaterra después del éxito de las Spice Girls y que seguían más o menos ese template. Siobhan se fue después del primer disco y, cuando todos las daban por muertas, su relanzamiento se produjo de la mano de un single terrible, que combinaba una canción pop de Adina Howard con “Are “Friends” Electric?” de Gary Numan. El geniecillo detrás de la producción de esta canción era Richard X.
Richard X es un productor que había “saltado a la fama” entre el 2001 y el 2002 con una serie de singles de vinilo bajo el seudónimo “Girls On Top”. Estos singles eran todos mash ups: el primero combinaba TLC y Human League, el segundo Whitney Houston con Kraftwerk y así. El último single fue este “We Don’t Give a Damn About Our Friends”, la combinación de Adina + Numan el cual le consiguió un laburo produciendo el disco nuevo de las Sugababes.


(la tapa de uno de los singles de Girls On Top)

A partir de ahí Richard se volvió el productor de moda y trabajo con mucha gente, produciendo y remixando…canciones pop!. Desde Annie hasta TLC, pasando por Rachel Stevens, Mia, Gwen Stefani y New Order. Incluso llegó a sacar un disco y una compilación en la serie “Under The Influence”.
Y si hay algo que caracteriza a las producciones de Richard X es, justamente, su altísimo nivel de inventiva, su creatividad e individualidad. De algún modo es la contracara de James Murphy: ambos son enfermos coleccionistas de discos, fanáticos del pop, grandes productores y remezcladores. Pero mientras James Murphy parece anclarse continuamente en las mismas obsesiones y utilizar este conocimiento para labrarse una reputación cada vez mas rockista (con lo cual las palabras de “Losing My Edge” parecen proféticas antes que irónicas), Richard X se zambulle directamente en el mundo del pop masivo, “descartable”, aunque sea solo por el animo de refutar los intentos de caracterizarlo, justamente, como pasajero y sin valor.
Lo cual me lleva a pensar que lo que se experimenta últimamente es un retorno a la idea del productor como quien digita la producción artística en el pop. Ya lo dijo Diederichsen en su artículo sobre Joe Meek:

“Al principio, todas las bandas tenían un manager que era al mismo tiempo consejero de estilo, cerebro musical y, en el fondo –teniendo presentes los reparos aquí expresados contra la idea de una autoría central-, verdadero autor de la obra de arte total pop (…). Detrás de ese concepto de manager, detrás de la función del hombre de negocios y empresario, se escondió durante relativamente largo tiempo la autoría especifica de la música pop, que consistía y consiste en la unión de ideas visuales, sonoras, comerciales y, solo en una proporción mínima, de ideas musicales en sentido convencional (…). En esa función, esta mezcla de técnico, compositor, director de cine y teatro y hombre de negocios –que luego seria llamado productor- la segunda industria cultural más importante después de la cinematográfica encontró lo que la película encontraba en el trabajo del director. Y cada paso de retorno hacia el músico como autor de la música pop era en realidad un paso regresivo.”

Esto esta también ejemplificado hoy por el excelente caso de Xenomania y Girls Aloud: música pop de alta factura y terriblemente exitosa.


(Richard, himself)

Y, para terminar, en el alegato de Benito contra el brit pop, uno de los pocos músicos que se salvaba (si no el único) era Luke Haines, a quien creo que todos los lectores de este blog le reconocen una profunda curiosidad intelectual, un enorme potencial creativo y un firme ánimo tirabombas y contracultural. Bueno, el nuevo single de Haines, primera canción de su nuevo disco “Off My Rocker At The Art School Bop” (llamado igual que el disco) esta producido…por Richard X!. Y, a pesar de no haber pensado en una mezcla de estos dos personajes a priori, ahora parece una combinación totalmente congruente y lógica con la carrera de ambos. Y el video esta aquí:



Por eso, repito lo que ya leí en algún post cuya autor en este momento no recuerdo: ¿todavía tenemos que pelear estas batallas?.