"El rock es la expresión de pasiones elementales, que en las grandes reuniones de música tienen una relación de carácter cultural, esto es de contracultura, que se opone al culto cristiano"
El rock, añadió, "quiere liberar al hombre de sí mismo en el evento de masas y en el desarreglo mediante el ritmo, el rumor y los efectos luminosos, haciendo precipitar a quienes participan en el poder primitivo del Todo, mediante el éxtasis de la laceración de los propios límites".
El pop, "no es más sostenido por el pueblo en el viejo sentido, sino ordena a un fenómeno de masas, producido por métodos a escala industrial y debe ser definido como culto de la banalidad".
La música que se inspira en el espíritu "parece tener pocas posibilidades" en el mundo del rock, donde "el Yo se transformó en una cárcel, donde el espíritu se convierte en una cadena y la rotura violenta de ambas parece ser la verdadera promesa de liberación, de quien, al menos por algunos instantes, cree haber probado el sabor".
(Joseph Ratzinger, Benedicto XVI [y yo que queria un Urbano, un Gregorio, un Bonifacio])