Mi cuerpo retorno a este pueblucho perdido de Dios hace aproximadamente dos semanas. El contraste entre las vacaciones llenas de diversión y terror y la rutina diaria que estuve haciendo en estos 14 días no es nada impactante. Cambie 15 días de estar en Uruguay bebiendo Pilsen todo el día y fumando caño en cantidades industriales por 14 jornadas de beber como si fuese un ruso presa de una severa melancolía.
He continuado de vacaciones desde que he retornado. Mi gran amigo Agustín (a.k.a. Vizcacha a.k.a. Viz) estaba solo en su casa, lo cual siempre es una contraseña, un mensaje divino para invadirla y utilizarla como si fuese un gran aguantadero de lacras. Así que básicamente lo que estuve haciendo en estos días fue juntarme con mis amigos y beber en demasía. Y fumar muchos cigarrillos, claro que sí.
En general, la rutina consistía en juntarse en la casa de Agustín, salir a la compra de bebidas espirituosas, beber y terminar en “El Abasto”. “El Abasto” es el antiguo mercado de Abasto de San Miguel De Tucumán, un lugar bastante tumba, oscuro y peligroso que en los últimos años ha sido revalorizado por la apertura, en un primer momento, de 3 bares, los cuales hoy son como 6 o 7 y 3 boliches. Localizado en el barrio de Ciudadela, cerca de la cancha de uno de los equipos de fútbol local, de mas esta decir que no es un lugar en el que uno se querría aventurar, mas allá de las dos o tres cuadras populosas.
Uno de los boliches era en otras épocas un salón de mala muerte, que era alquilado por gente del punk o el hardcore para organizar recitales. Gran parte de mis 16 y 17 años me los pase asistiendo a estos recitales, de los cuales tengo hermosos recuerdos como un grupo de muchachotes del lugar pateando las puertas, intentando entrar gratis mientras que mis amigos hacían lo imposible por mantenerlos afuera. O, como olvidarlo, el chabón que andaba con una antena de auto afilada en la punta (longitud: aproximadamente 40 cmts), totalmente borracho, preguntándote si “habías estado causando bardo”.
Anyway, este lugar se llena de toda clase de gente, desde los peores exponentes de lo que es ser “tucumano” (rugbiers, gente cabeza de toda especie) hasta intrusos que uno no esperaría encontrarse ahí (hasta he llegado a visualizar un grupo de nü metaleros sin ningún tipo de vergüenza). Es el único lugar a donde se puede ir en esta inmunda ciudad durante enero, el único lugar donde hay gente, y, obviamente, chicas, muchas chicas.
Una vez allí hacíamos el típico recorrido Rubia Tarada – As de Bastos Pub – Loca y algún otro lugar donde lográramos colarnos. Rubia Tarada es un bar horrendo, donde pasan rock nacional todo el tiempo. El Dj es una suerte de imbecil espástico que no deja ningún tema mas de 30 segundos. Encima es el único lugar que no tiene ningún tipo de control sobre la gente que entra. Resultado: 300 personas bailando en la proverbial cabeza de un alfiler. Y eso sin contar que hace por lo menos 10 días esta haciendo un calorcito que bordea los 40 grados, todos los días. As De Bastos es un bar un poco más careta, donde los fines de semana cobran entrada, pero otro gran amigo, Guido, laburaba ahí como barman, con lo cual ligamos alguna que otra vez algún trago gratis. Finalmente Loca, donde podes escuchar desde The Cure en un buen día hasta Madonna y muchísimas bizarreadas en el medio. El lugar con menos criterio musical del mundo.
Pero, como no puede pasar un verano sin escuchar buena música y como la música del viaje a Uruguay quedara para otro posteo (si es que algún día lo hago), la previa al Abasto siempre contaba con un recorrido musical de lo mas variado y divertido que he escuchado los últimos meses. Mis amigos son gente obsesiva (como si yo no lo fuese) y nuestro recorrido musical siempre tenia sus mojones conocidos, sus momentos de repetición infinita. Esto es, de alguna manera, un tributo a estas vacaciones perdidas, como todas las vacaciones, a estos muchachos que me aguantan las manijeadas y a todo el alcohol y los cigarrillos que arruinaron aun mas mis pulmones y mi hígado. Y a la casa de Viz, claro, que se ha vuelto nuestro segundo hogar.
- The Ramones – Pleasant Dreams: creo que este, como disco, fue el registro que más escuchamos en estos días. Un disco absolutamente increíble, repleto de canciones de Joey Ramone. Quizás su ultimo trabajo genial de principio a fin. A esta altura Joey ya estaba bastante amargado con la banda y se nota. Es increíble (y esto lo vengo pensando desde que vi “End Of The Century”) como Joey enmascaraba su tristeza existencial, la tristeza del idealista que ha sido vencido y pateado por la tierra, bajo estas canciones aparentemente idiotas, con tres acordes, en plena armonía Ramone. Y si no escuchen la letra de “Don’t Go”, “You Sound Like You’re Sick” (EL hit, creo que no hubo un día que no la hayamos escuchado) o “This Business Is Killing Me”. Encima con la producción de Graham Gouldman. El disco por el cual el verano será recordado.
- Rancid – Corazon De Oro: así, sin ningún tipo de disco, una canción, solitaria, abandonada, de una banda que últimamente se ha vuelto mala palabra mencionar y adorar. Cuando escuche por primera vez “Life Won’t Wait”, hace ya varios años, esta canción me pareció una de las mejores del disco (en un disco que considero fundamental y que todavía me parece el pináculo de su carrera). Nunca le había prestado demasiada atención a la letra, que me parecía irrelevante debajo de esa mezcla de ska con punk, con ese tono tan optimista. Y resulta que la canción es una típica canción de “rebound”, de abandono, de tristeza. Pero recubierta con un optimismo que reluce en el estribillo, cuando Tim Armstrong canta aquello que tantas veces he gritado a voz de cuello de “buscar a la chica con el corazón de oro”. Y es que hay dos maneras de lidiar con el momento en que te quedas solo: o quemas todo y te quemas a vos mismo, utilizas una política de tierra quemada que culmina con “estoy harto del amor” o seguís adelante, convencido que en algún punto del horizonte esta el estúpido arco iris que seguís buscando con típica estupidez.
- The Smiths – There’s A Light That Never Goes Out: un hit rarísimo de verano, no solo por que es una canción decididamente anti sol, anti felicidad y despreocupación, sino porque es de lo mas extraño que se haya impuesto de esa manera entre mis amigos, viejos punkies despreocupados. Pero así fue, una tarde que yo no estaba en la Maison Indri, los enfermos se pusieron a escuchar “There Is A Light...” de manera obsesiva, en repeat todo el tiempo, durante aproximadamente 5 horas. Si, esa clase de enfermos son mis amigos. Y bueno...quizás tenga que ver con que en dos días llegaba la madre de Viz, con que se nos acababan las vacaciones y con esa famosa frase que dice “oh, please don’t take me home, because it’s not my home, it’s their home and I’m not welcome no more”.
- Dag Nasty – Minority Of One: un discazo del que no sabia ni la existencia. No se, no hay mucho que pueda decir sobre este disco. Grandes melodías, pegajosas, cantadas con emoción a flor de piel. Lo único que puedo decir es que fue uno de esos discos que comenzaron a sonar en la casa de Viz de una manera subrepticia, medio oculto y de pronto había dos o tres temas (principalmente “Broken Days” y el tema homónimo) que no podía dejar de cantar, como si los conociese de toda la vida. Y apenas estuve un tiempo en mi casa, me puse a bajarlo.
- AC / DC – Big Gun: nuestro amor por AC/DC es ilimitado y se modifica todos los veranos para fijarnos en algún tema en particular. Nuestra discoteca completa de los locos australianos consiste en un par de cds compilados que Viz compro en Bolivia (creo) y que son como dos “Grandes Éxitos” en donde hay de todo. Ya tuvimos nuestra fijación con “She Shook Me All Night Long” y “Safe In NYC”. Ahora le toco el turno a “Big Gun”, una canción que parece hecha a la medida de Spinal Tap y cuyo subtexto sexual es tan obvio que no es ni gracioso. Igual, no hay una banda que se preste mejor para una larga noche de cerveza y amigos...excepto quizás...
- 2 Minutos – 2 Minutos de Advertencia: otra banda que amamos mas allá de la racionalización, solo porque apela a nuestros sentimientos más básicos, que generalmente involucran cerveza y chicas. Sin embargo: como resistirse a un disco que tiene hits como “Lejos” y “No Me Moleste” (gran canción para cantar borracho caminando por la calle). Y hasta hay un tema que se llama “Aquaman”.
- The Rolling Stones – Satisfaction / Get Off Of My Cloud: cuando íbamos en el colectivo a Uruguay, Viz me comenzó a delirar sobre una supuesta banda de covers formada exclusivamente por freaks. Tipo: una mujer barbuda que toque el bajo, un hombre gigante en la batería, cosas así. El punto es que habría un enano que cante, y el primer cover que harían seria “Satisfaction” de los Rolling. Mientras tanto, el enano te miraría y señalaría mientras canta. Bueno...si “Satisfaction” es el opener, “Get Off Of My Cloud” es el follow up. Get Off...es toda la rebeldía del rock condensada en escasos casi 3 minutos. Es todo lo hermoso que tiene una canción que te da ganas de salir a la calle a pelearte con alguien, seducir a una chica para dejarla al día siguiente y experimentar con drogas hasta quedar inconsciente. O, para ponerlo con un ejemplo: un día decidí tomar 7 shots de tequila en aproximadamente 20 minutos y la canción que me dio coraje para empezar fue “Get Off Of My Cloud”
- Nirvana – MTV Unplugged: yo era uno de esos niñatos sabelotodos que pensaban que tenia la posta por odiar a Kurt Cobain. Recuerdo momentos de snobismo y soberbia absoluta, en alguna fiesta, clamando que todo lo que hizo Cobain fue robarle a Pixies y Sonic Youth (a los cuales ni siquiera había escuchado tanto). Por suerte uno crece y aprende a superar los prejuicios (o por lo menos los cambia, yo estoy a favor de ciertos prejuicios) y a escuchar mejor. Y, aunque no me parece el ángel salvador del rock que revistas como Rolling Stone se han dedicado a promocionar, Cobain hoy por hoy me parece un buen músico, un tipo honesto y coherente y una persona fascinante. Bueno, para varios momentos en que pinto el bajón en nuestro improvisado bunker, sonó este disco, cuyas versiones despojadas de las canciones de Nirvana (en particular “Polly”, un tema que siempre me encanto y esa hermosa versión de “Jesús Wants Me”) ambientaron los momentos en que parece que va a amanecer en cualquier momento, en los que la noche se acaba, el cielo se pone lechoso y ni siquiera el alcohol, ni siquiera el sueño te salva de la soledad de la madrugada.