sábado, abril 29, 2006

La primera vez.


En San Miguel de Tucumán hay una librería que se llama “Los Primos”. Es una librería de usados, aunque vende algunos libros nuevos, pero no es exactamente una librería de viejos. Tiene demasiadas luces fluorescentes, un cierto carácter aséptico y funcional, como el consultorio de un dentista, que la distancia de ese caos organizado, de ese alegre abandono y de ese olor a antiguo de una autentica librería de viejos.
A pesar de estas características, es un lugar que uno termina visitando seguido si
vive aquí y busca buenos libros a precios baratos. “Manhattan Transfer” a $5, “Desayuno en Tiffany’s” a $7, “La Bondad de las Mujeres” a $10. También vende revistas, desde Caras hasta Playboy, de revistas sobre tatuajes a el Grafico.

Mi padre fue quien me inculcó el habito de ir siempre a “Los Primos” a buscar libros. Desde muy niño, siempre que andábamos por el centro parábamos unos minutos ahí, a ver que había.
En una de estas excursiones, no planeada (quizás estábamos por ahí porque mi padre había quedado en encontrarse con un amigo a tomar café o porque teníamos que hacer un tramite para mi madre) entramos a la librería y yo, con mis escasos e inocentes 8 años, me encontré frente a frente con un anaquel enorme, blanco, de metal, con unas 3 o 4 repisas, repleto de comics. “Escuadrón Suicida”, “Legión de Súper-héroes”, “Patrulla Condenada”, “Capitán América”, “Los Vengadores”, “X-Men”.
No es que yo nunca hubiese leído un comic. Mi padre me leía comics desde que era muy, muy chico. La rutina en general era la siguiente: a la siesta, después de comer, íbamos a su cuarto, yo me sentaba a su lado y el me leía algún comic que me había comprado esa misma semana. Generalmente me leía una media hora antes de que de pronto su voz se entorpeciese, confundiese las historias y cayese dormido. Yo, en esas instancias, me volvía a mi cuarto a ver los dibujos. Los Pitufos, los comics de los Transformers, Mazinger, Asterix, comics de los personajes de Disney (hasta el día de hoy me pregunto si en alguna de esas revistas no se había colado alguna historia de Carl Barks), Peanuts. Pero nada que tuviese superhéroes. Solo unos pocos números de Spider-man que estaban perdidos en el fondo del baúl donde guardaba las revistas.
Y de pronto me encontraba frente a frente con un enorme mueble lleno hasta el tope de revistas con personajes en calzas. Coloridos, vibrantes, con grandes textos en las tapas que te anunciaban que “EN ESTE NUMERO ALGUIEN MUERE!” o “MISIÓN EN RUSIA PARTE 4” o “¿MERCURIO TRAICIONO A LOS VENGADORES?”. Y lo único que pude hacer fue zambullirme.
Pero mi padre solo tenia dinero para un comic. Uno y eso era todo. Creo que salían 1 o 2 pesos.
Tengo el difuso recuerdo de pasarme horas revolviendo entre las pilas, intentando descifrar cual de aquellos números me convenía. Era como si ya estuviese convencido de que me iban a gustar, pero quería el numero que mas me arrastrase, que me dejase deseando mas y con la seguridad de que no iba a poder esperar ni una semana a volver a comprar otro. Una de las tardes mas largas de mi vida.
Finalmente elegí un numero atípico, insignificante, quizás con la idea de que eran cuatro historias y que me daría la mayor diversión por mi dinero. What If, volumen 2, 11. “¿Que pasaría si los 4 fantásticos tuviesen todos el mismo poder?”. Dibujos y guión de Jim Valentino, pero a mi no me podría haber importado menos en ese momento.

Casi no sabia quienes eran los 4 Fantásticos, pero tenia la sensación de que en esas pequeñas paginas había mucha historia. Lo releí para escribir esto: en la primera historia todos tienen el poder de la Antorcha Humana, son superhéroes, pero un descuido combatiendo a un villano hace que le prendan fuego a unos edificios antiguos y muera una niña.
En la segunda, todos tienen el poder de Mr. Fantastic, se avergüenzan y deciden ocultarlo a todo el mundo. Sue se casa con Ben.
En la tercera, todos tienen el poder de The Thing, abandonan el mundo y se marchan a la Isla de los Monstruos.
En la cuarta todos tienen el poder de la Mujer Invisible, son agentes de S.H.I.E.L.D. y atrapan al Dr. Doom.
No recordaba casi nada de esta historieta. Casi nada porque si recordaba una escena, una imagen, que se había grabado a fuego en mi memoria: cuando todos tienen el poder de The Thing, Sue (la Mujer Invisible) se transforma en un doble de Man Thing (que yo no conocía en ese momento). Y pierde el don del habla. La escena en que Johnny (la Antorcha Humana) la abraza y ella llora de una manera silenciosa e incomprensible me había conmovido muchísimo en su momento y me sorprendió recordarla tan bien.

Luego de haberlo seleccionado, mi padre pago y nos fuimos . Manejó hasta la casa de un amigo y cuando llegamos me dijo “espérame acá un segundo y sosteneme esto”. Y me da un libro de Bowie que yo había visto en la librería y que sabia que quería. “Y esto?” o algo similar fue mi pregunta. “Lo robe” fue la sencilla y escueta respuesta de mi padre.

Hasta el día de hoy no se que vi en ese comic. Pero evidentemente emitió un brillo que me perforo el cerebro de una manera quirúrgica, perfecta, circular. Y luego se incrusto indeciblemente en mi cabeza, como un diamante de inmaculados bordes.
De alguna manera fue como tomar una decisión, consciente, meditada y perfectamente responsable de las consecuencias. “Esto te va a obsesionar y perseguir hasta el fin de tus días” pareció decirme.
Y yo conteste que si.