sábado, julio 15, 2006

Para Una ¿Defensa? De Superman / Batman


El otro día caminaba después de mi sesión de análisis e iba pensando como se puede aplicar la teoría del autor a los comics. O sea: como aplicar ese lindo instrumento de análisis y construcción crítica que los Cahiers Du Cinema utilizaron tan extensamente.
Obviamente, mi reflexión se refería casi exclusivamente a los comics norteamericanos. En Europa el autor esta extendidísimo y muy exaltado. Se puede hablar de Moebius, Herge, Max, Goscinny o Franquin con toda tranquilidad. Y en esto es algo en que los europeos llevan ventaja desde siempre a los norteamericanos. Supongo que en Japón sucede algo similar, aunque la industria japonesa es una criatura demasiado particular como para adentrarme demasiado en ella (por otro lado, hay un libro esperando ser escrito comparando las condiciones de producción de los comics yankees, europeos y japoneses y observando como en cada contexto va surgiendo la individualidad del autor y la constitución de una obra personal).
En definitiva: en Estados Unidos el autor comienza a ser rescatado recién a mediados / finales de los 70, gracias a publicaciones como The Comics Journal y la creación (incipiente) de un discurso crítico sobre el comic. Este rescate del autor se lleva adelante en 3 frentes:

1) Por un lado, el descubrimiento de que los tipos que hacían comic de superhéroes tenían su propia voz y su propio estilo. Esto tiene mucho que ver con el surgimiento de Marvel a principios de los 60, la aparición de Stan Lee como el “ultimate huckster”, el tipo que se promueve a si mismo sin ningún tipo de vergüenza e instaura una voz particular dentro del modo en que se escriben comics. También tengo la impresión de que tiene que ver con eventos como el pase de Kirby a DC (“Oigan, muchachos, el tipo que dibujaba los Fantastic Four dibuja para DC ahora!” y en ese pequeño indicio de reconocimiento, tenemos la individualidad) y el abandono del guión de los comics de Marvel por parte de Stan a otra gente como Roy Thomas y Steve Englehart.
2) En segundo lugar, se descubre al autor en los tiras de prensa. De golpe Schultz, Herriman, Mckay eran tipos con una visión artística particular, gente a quien había que analizar, cuyas obras había que compilar y considerar como obras personales, únicas e irrepetibles, que se movían en un universo con sus propios códigos.
3) En tercer lugar, la aparición de las editoriales independientes, donde los artistas controlaban su trabajo y (Oh dios mío!) decidían si esa serie se acababa o (peor aun!) los personajes podían morir, cambiar y envejecer en tiempo casi real.

A partir de estos tres frentes continuos, que se alimentan mutuamente, ya no se puede obviar el hecho de que detrás de los panfletos, que antes se leían por lealtad a un personaje particular o a una editorial, hay gente. Gente que tiene una voz personal. Y de aquí surge el fanático que sigue a su dibujante favorito o a su escritor favorito.
Y de aquí llegamos a los 80, cuando el comic “de autor”, dentro de las editoriales comerciales norteamericanas tiene una nueva inyección de vitalidad gracias a la importación de grandes escritores británicos como Moore, Gaiman, Milligan o Morrison.
Y finalmente al día de hoy, en el que, según lo veo yo, dentro del comic de superhéroes y de las dos editoriales grandes hay dos grandes grupos de creadores: en primer lugar los resabios de las invasiones británicas, tipos que tienen una voz tan fuerte, que en general en todos sus trabajos, incluso los de superhéroes, se filtran sus obsesiones particulares. Y que siempre se preocupan por, además de trabajar dentro del sistema de “work for hire”, publicar sus propias creaciones. Pueden ser los ya mencionados Milligan o Morrison pero hay un grupo de autores norteamericanos, que podría incluir a Miller y Chaykin, que también han logrado un lugar entre estos. En segundo lugar, los tipos que evidentemente aman al comic de superhéroes y que siguen en la tradición de gente como Stan Lee, Roy Thomas, Wolfman en sus buenas épocas y Claremont. Gente que se sienta y piensa sobre los tipos en calzas y como hacerlos funcionar. Gente como Joe Kelly, Mark Waid y Kurt Busiek.
Últimamente se viene perfilando un tercer grupo, fruto de la cooptación de escritores de Hollywood o de novelas en la industria del comic. Sin embargo todavía este grupo no ha producido un corpus de obras que sean dignas de prestar atención. Además se caracterizan por su alarmante irregularidad.


¿A que viene toda esta introducción larguísima?. Bueno, a mi reciente lectura de “Superman / Batman” del 1 al 25 de Jeph Loeb y diversos dibujantes. Jeph Loeb no pertenece a ninguno de los grupos anteriormente mencionados, aunque es un guionista hot y en algún momento parecía un tipo que podía ponerse al nivel de un Waid, por ejemplo (sobre todo gracias a “Batman: The Long Halloween”). Pero sus trabajos posteriores no estuvieron a la altura. Es demasiado pretencioso a veces y por otros momentos parece un “hack” un tipo que hace comics de superhéroes que no son espantosamente horribles pero tampoco son geniales.
Entonces, ¿porque mi fascinación con su “Superman / Batman”?. Porque es tan gloriosamente descerebrado que algo debe estar haciendo bien ahí.
A ver...en primer lugar, toda la serie tiene grandes dibujantes. Exceptuando el arc de Supergirl dibujado por el inmundo Michael Turner y los números unitarios (uno con dibujo de Pat Lee y otro “ilustrado” por el impresentable Ian Churchill), todo el resto tiene gente grossa detrás del hb: Ed Mcguiness y Carlos Pacheco.
En segundo lugar...las historias...por dios, las historias!!. Una vez mas, exceptuando la asquerosa pretenciosidad de la historia de Supergirl, las otras son genialmente estúpidas y descontroladas. Yo en un momento creía una versión que andaba circulando por ILC: “pareciera que Loeb agarra todos sus muñequitos de los héroes de DC, los hace pelear y después con eso escribe los guiones”. Pero luego mi amigo Juan Manuel me dijo algo así como “el tipo esta escribiendo guiones de la Silver Age y los esta haciendo pasar por cosas serias”.


Y algo de razón tiene. Sino, miren el argumento de la ultima saga, “With A Vengeance”: a unos símil Avengers les aparecen Superman y Batman y les matan un miembro, de ahí aparecen Bizarro y Batzarro (genial genial genial) y Superman y Batman se enfrentan con estos tipos. Aparecen héroes a granel, copias de los personajes de Marvel, los atrapan a Superman y Batman, Superman se enfrenta a Darkseid, de golpe entran en el Supergirl Squad y versiones alternativas de Superman y Batman, de la nada se materializan el Joker y Mr. Mxyzptlk, Superman queda atrapado en la Source Wall, se escapa, hay un monstruo de kriptonita, aparece un Superman Batman Composite creado por Mxy y el Joker y finalmente todo se resuelve con Batmite y todo retorna al punto de partida. Si, tuve que buscar en Wikipedia un resumen porque no me acordaba de todo.
Y cosas como esas se repiten todo el tiempo a lo largo de la serie, a velocidad incalculable y cambiando todo el tiempo. Es una serie que se asemeja justamente a las de la Silver Age en el hecho de que TODO puede suceder y que el mundo cambia cada 5 minutos. Solo para volver al punto de partida al final. Es una serie insustancial, estúpida, como una especie de caramelo para el cerebro que te lo comiste y a los 5 minutos ni me acuerdo.
Y yo no termino de decidirme si eso es genial o un desastre. Por momentos bordea el desastre, con los intentos de volver a temas tan ridículos “serios” por parte de Loeb. Las captions de los pensamientos de Superman y Batman son, probablemente, los diálogos mas homo eróticos que se hayan incluido en un comic de superhéroes en años (y no se si Loeb lo hizo a propósito, a esta altura) y existe todo el tiempo la tentación de subrayar, en primer lugar, la IMPORTANCIA de estos personajes y su misión y, en segundo lugar, lo PROFUNDO de su vinculo.
Por ello es que “Superman / Batman” nunca funciona del todo y uno se queda con la impresión de que no se sabe si es un experimento en grandeza a lo Alex Ross que salió mal o si Loeb se esta riendo de todo el mundo con el contrato exclusivo de Marvel en sus manos.
No creo que este comic lleve a Loeb a algún lugar de prominencia entre los autores actuales, pero hay que admitir que (ya sea por error o por designio) algo hizo. Y que ese algo venga de un tipo como Loeb, me desconcierta aun hoy.