Hace unos cuantos posts se generó una discusión en Fuck You Tiger alrededor de lo que Benito denominó “pop toyotizado”. Toda la cuestión se inició alrededor de la impugnación del brit pop que devino en un mucho más amplio cuestionamiento del estado de la música popular hoy en día, frente al cual el brit pop quedaba como un género excelso. El argumento era algo así: hoy por hoy las grandes multinacionales no están dispuestas a tomar riesgos con los artistas que contratan y el sistema de promoción de los mismos se ha transformado en un sistema de producción de propuestas musicales, donde se elimina de la ecuación la posibilidad de perder y te venden todo el proceso de creación de una estrella (véase American Idol, véase Operación Triunfo) con un nivel de perfección tal que no hay ni espacio para la experimentación. Esto genera que la música popular contemporánea sea infinitamente más pobre que en décadas anteriores.
Si bien hay un punto en el que coincido con este argumento, que es básicamente en que las grandes discográficas no están dispuestas a tomar ningún riesgo en la contratación de artistas, me parece que esta retracción tiene que ver con el altísimo grado de fragmentación que se experimenta en la cultura hoy en día y, por extensión, en la música pop (en el sentido mas amplio del término). Fragmentación que para mí se puede retraer al paradójico éxito de Nirvana, que significó la cooptación del underground norteamericano de los 80 y, al mismo tiempo, el fracaso tanto del proyecto de masividad de este underground, de la articulación por parte de este de un discurso capaz de englobar el crecimiento de sus interlocutores y darle un sentido. Lo que condujo al crecimiento del cinismo, la desconfianza y el encierro en nichos del indie y a la regresión de las majors en cuanto a sus apuestas.
Pero me parece arbitrario englobar a todo el pop contemporáneo (en el sentido estricto, música popular, que llega a los charts o que al menos se produce con esa intención) en esa definición de “pop toyotizado”. Yo creo firmemente que programas como “American Idol” u “Operación Triunfo” funcionan con otra dinámica y otro objetivo, en el cual el elemento musical es absolutamente secundario y podría ni existir. Si no centramos nuestra atención en esos fenómenos superficiales, podemos encontrar que hay muchísima excelente música pop, hecha con el propósito de vender y que inclusive muchas veces ni llega a los niveles de popularidad que se propone por su propia idiosincrasia extraña (vean sino el caso de Annie, indie darling pero sin el impacto masivo que se creía iba a tener. O, aun mas porque sus objetivos se encuentran mas definidos por el mercado, Rachel Stevens).
Para ejemplificar esto, escuchen esta canción muy, muy nueva (y muy, muy buena) de Siobhan Donaghy donde parece canalizar el espíritu de Liz Fraser:
Siobhan Donaghy – Ghosts
Y Siobhan estaba en Sugababes, una de los miles de girl groups que surgieron en Inglaterra después del éxito de las Spice Girls y que seguían más o menos ese template. Siobhan se fue después del primer disco y, cuando todos las daban por muertas, su relanzamiento se produjo de la mano de un single terrible, que combinaba una canción pop de Adina Howard con “Are “Friends” Electric?” de Gary Numan. El geniecillo detrás de la producción de esta canción era Richard X.
Richard X es un productor que había “saltado a la fama” entre el 2001 y el 2002 con una serie de singles de vinilo bajo el seudónimo “Girls On Top”. Estos singles eran todos mash ups: el primero combinaba TLC y Human League, el segundo Whitney Houston con Kraftwerk y así. El último single fue este “We Don’t Give a Damn About Our Friends”, la combinación de Adina + Numan el cual le consiguió un laburo produciendo el disco nuevo de las Sugababes.
(la tapa de uno de los singles de Girls On Top)
A partir de ahí Richard se volvió el productor de moda y trabajo con mucha gente, produciendo y remixando…canciones pop!. Desde Annie hasta TLC, pasando por Rachel Stevens, Mia, Gwen Stefani y New Order. Incluso llegó a sacar un disco y una compilación en la serie “Under The Influence”.
Y si hay algo que caracteriza a las producciones de Richard X es, justamente, su altísimo nivel de inventiva, su creatividad e individualidad. De algún modo es la contracara de James Murphy: ambos son enfermos coleccionistas de discos, fanáticos del pop, grandes productores y remezcladores. Pero mientras James Murphy parece anclarse continuamente en las mismas obsesiones y utilizar este conocimiento para labrarse una reputación cada vez mas rockista (con lo cual las palabras de “Losing My Edge” parecen proféticas antes que irónicas), Richard X se zambulle directamente en el mundo del pop masivo, “descartable”, aunque sea solo por el animo de refutar los intentos de caracterizarlo, justamente, como pasajero y sin valor.
Lo cual me lleva a pensar que lo que se experimenta últimamente es un retorno a la idea del productor como quien digita la producción artística en el pop. Ya lo dijo Diederichsen en su artículo sobre Joe Meek:
“Al principio, todas las bandas tenían un manager que era al mismo tiempo consejero de estilo, cerebro musical y, en el fondo –teniendo presentes los reparos aquí expresados contra la idea de una autoría central-, verdadero autor de la obra de arte total pop (…). Detrás de ese concepto de manager, detrás de la función del hombre de negocios y empresario, se escondió durante relativamente largo tiempo la autoría especifica de la música pop, que consistía y consiste en la unión de ideas visuales, sonoras, comerciales y, solo en una proporción mínima, de ideas musicales en sentido convencional (…). En esa función, esta mezcla de técnico, compositor, director de cine y teatro y hombre de negocios –que luego seria llamado productor- la segunda industria cultural más importante después de la cinematográfica encontró lo que la película encontraba en el trabajo del director. Y cada paso de retorno hacia el músico como autor de la música pop era en realidad un paso regresivo.”
Esto esta también ejemplificado hoy por el excelente caso de Xenomania y Girls Aloud: música pop de alta factura y terriblemente exitosa.
(Richard, himself)
Y, para terminar, en el alegato de Benito contra el brit pop, uno de los pocos músicos que se salvaba (si no el único) era Luke Haines, a quien creo que todos los lectores de este blog le reconocen una profunda curiosidad intelectual, un enorme potencial creativo y un firme ánimo tirabombas y contracultural. Bueno, el nuevo single de Haines, primera canción de su nuevo disco “Off My Rocker At The Art School Bop” (llamado igual que el disco) esta producido…por Richard X!. Y, a pesar de no haber pensado en una mezcla de estos dos personajes a priori, ahora parece una combinación totalmente congruente y lógica con la carrera de ambos. Y el video esta aquí:
Por eso, repito lo que ya leí en algún post cuya autor en este momento no recuerdo: ¿todavía tenemos que pelear estas batallas?.