miércoles, junio 18, 2003

Hay algo curioso de los gatos: pareciera que son insensibles a la música. Por lo menos los mios.

No importa si pongo Fantomas o Guided By Voices o High Llamas o The Locust.

Solo se sientan ahí con cara de gatos y duermen. Y entornan las orejas.

Yo creo que es una paradoja que los gatos sean mis animales favoritos. Igual con este defecto nunca me casaría con uno.