El viernes fui a una fiesta malísima.
Para pintarles un panorama de lo que era la fiesta: cuando quisimos entrar nos bloquearon la entrada hasta que dijimos quien nos había invitado y confesamos no portar bebidas extrañas. La fiesta en si parecía un quince: papel picado en el suelo, maracas con forma de maiz y tradicionales, narices de payaso y TODAS las luces encendidas. No había alcohol. Grupos de gente daban vueltas por acá y por allá, sin interactuar nunca. La música salía de un equipo de audio de living comedor. Finalmente, a las 4 y media una señora mayor, con el peor malhumor del mundo, nos echó con la excusa de que tenían que limpiar el piso.
Lo raro es que 20 minutos antes de que nos echen, lo que sonaba en el mini grabador era “You Gonna Want Me” de Tiga.
Yo no entendía nada.