lunes, septiembre 08, 2003

Bill S.

Estos últimos días estuve leyendo "Expreso Nova" de William Burroughs. De él solo había leido "Yonqui" que me había gustado mucho, pero le tenía cierta reticencia a su técnica de "cut up".
Este no es uno de sus libros mas famosos, pero es el único que andaba dando vueltas por mi casa así que decidí perderle el miedo y agarralo. Y la verdad que es genial. El "cut up" no funciona todo el tiempo, pero cuando lo hace funciona (tanto en el lector como en el escritor) como un disparador de la asociación libre de ideas, del fluir de conciencia.
Es un libro casi líquido, no se si tiene argumento, pero fluye de una manera increible y uno no se da cuenta que esta siendo arrastrado por la marejada de imágenes, comparaciones y diálogos, dispares o no, que Burroughs mezcla acá.
A diferencia de "Yonqui" que estaba contado de una manera muy rápida, muy "informal" y casi oral, pero con cierta estructura narrativa, aquí se abandona por completo cualquier pretensión de estructura y se libera el fluir del pensamiento.
Por ejemplo:

Yo viajaba con el Pibe Intolerable en La Calaverada de Bova- Estábamos medo dopados después de una trifulca que implicaba esa acumulación de tiempos inversos y paralelos; cuando ustedes lleguen al final de una película biológica sólo tienen que pasarla al revés y empezar de nuevo- Nadie nota la diferencia- Como si nadie hubiera estado allí antes de la pelicula. De modo que empiezan ellos a pasarla al revés y el proyector revienta y nosotros salimos a la disparada antes de la detonación- Metidos en esas frecas montañas azules el aire líquido en nuestras vértebras oyendo una nota de la droga en alta fidelidad que nos deja duros como si fuéramos de metal y nos pone fuera de circulación durante mil años.

Y unas palabras del maestro:

En Expreso Nova, usted declara que el silencio es un estado deseable
Burroughs: El estado más deseable. En cierto sentido, un uso especial de las palabras y de las imágenes puede conducir al silencio. Los álbumes de recortes y los viajes en el tiempo son ejercicios para expandir la conciencia, para enseñarme a pensar en bloques asociativos en vez de en palabras. Recientemente he pasado un tiempo estudiando los sistemas jeroglíficos, tanto egipcios como mayas. Todo un bloque de asociaciones...trac!...así. Las palabras, al menos tal como las usamos, pueden interponerse en el camino de lo que yo llamo experiencia no-corporal. Ya es hora de que pensemos en dejar atrás el cuerpo.

(De "Confesiones de Escritores. Narradores 2", El Ateneo, 1995.)